Lo que se espera de la Educación Media Superior en México
Por: Mtro. Luis Eduardo Lugo Balderas
Producto del Diplomado de Tutorías (2a. Generación).
El tema de la obligatoriedad de la Educación Media Superior (EMS) ha venido a cobrar importancia dentro de la política educativa a raíz del decreto emitido por el gobierno federal al respecto y cuya aprobación por la legislatura se hizo el 9 de diciembre del 2010.
La reforma a los artículos 3° y 31° de la constitución mexicana es un reflejo de las políticas internacionales en materia educativa que consideran que al incrementar los años de escolaridad se aumentan las oportunidades de bienestar económico y social de los jóvenes en edades de entre los 15 y los 17 años. Como muestra de ello la declaración de los derechos humanos de la ONU cita: “…toda persona tiene derecho a la educación, al señalar que la instrucción elemental debiese ser obligatoria y gratuita y el acceso a los estudios superiores igual para todos, en función de los méritos establecidos” (ONU, 1948; Art. 26, citado por INEE 2011: 13).
En efecto, las estrategias de transformación de la EMS adoptadas en el pasado reciente, tal como es la Reforma Integral de la Educación Media Superior (RIEMS), apuntan no sólo hacia la consecución de los objetivos de cobertura total, sino también y de manera prioritaria a lograr una mayor eficiencia y eficacia en el logro de aprendizajes de los alumnos que garanticen su permanencia en el nivel educativo hasta la culminación exitosa de su bachillerato.
Particularmente y debido a la característica de “Muro” que ha venido representando la Educación Media Superior, en relación con la educación básica, hasta impedir que más alumnos transiten a la educación superior, el Programa Sectorial de Educación 2007-2012 se propuso avanzar hacia la universalización de este nivel educativo proponiendo como objetivos del período el incrementar la cobertura del 58.7% al 68%; aumentar la eficiencia terminal de 58.3% a 68.7%; y mejorar los aprendizajes de los alumnos teniendo como referente principal la prueba PISA, en comprensión lectora y matemáticas.
Una cuestión contradictoria del decreto de obligatoriedad para la EMS, es que el Estado no puede forzar a las familias a mantener a sus hijos en la escuela después de la secundaria, máxime cuando se incorporan al mercado laboral y resultan un apoyo importante del sostenimiento económico familiar. Pero además, porque los jóvenes educandos de este nivel toma decisiones propias que es difícil refutar.
Se reconoce que las matrículas de EMS y Superior en los últimos años (1990-1999) han sido las de mayor crecimiento entre todos los niveles educativos: 37.7% para la primera y 39 % para la segunda. Y se espera que la del bachillerato aumente todavía más por la reforma al artículo 3° constitucional. La estimación potencial de matrícula para el ciclo 2012-2013 es de alrededor de 5 millones de jóvenes en edades entre los 15 a 20 años que requieren atención educativa en EMS, tanto en áreas rurales semiurbanas y urbanas (INEE, 2010:52). Es de destacar que los estados de Zacatecas, Baja California Sur, Colima, Campeche, Nayarit, Tlaxcala, Aguascalientes y Quintana Roo, contribuyen con tan solo un poco más del 7% del total nacional.
Un punto preocupante es la desigualdad socioeconómica y cultural, ya que existe una relación negativa entre las oportunidades que tiene un joven de terminar sus estudios y la marginalidad de las localidades donde habitan: A mayor marginalidad menor es la oportunidad de que un joven ingrese al bachillerato y lo termine satisfactoriamente. Se dan ejemplos: mientras que un 21% de jóvenes entre 18 y 20 años que viven en comunidades rurales cuentan con educación media superior, el 42% de los jóvenes urbanos presentan la misma escolaridad (INEE 2010:53-56). Desde luego que la equidad en la atención del servicio es un reto que los proyectos educativos de mejora tendrán que enfrentar.
De los estudios del Instituto Nacional para la Evaluación Educativa (INEE), se desprende que alrededor del 20 % de estudiantes presentan un índice alarmante de aprovechamiento, para el caso de comprensión lectora; pero aumenta casi al 30% para el aprovechamiento en matemáticas. Se puede afirmar que estos son los estudiantes que requieren mayor atención para lograr que terminen su bachillerato, accedan a estudios superiores, se incorporarse a la vida productiva y sigan aprendiendo a lo largo de la vida. Es sobre ellos que se tienen que enfocar los esfuerzos de tutoría.
En razón de la diferencias de aprendizajes entre alumnos en edad típica (15-17) y los de mayor edad (más bajo aprovechamiento), se recomienda promover y lograr que el ingreso al bachillerato trascurra y termine con la generación correspondiente a cada edad, lo que implicara cuidar los índices de deserción y reprobación que derivan en un retraso generacional.
Se puede afirmar que aunque los resultados de aprendizaje logrado en la EMS de México no es el deseable, la ganancia en términos de asistir y transcurrir a una experiencia de formación a lo largo de tres años le rinde al joven motivos de esperanza en el porvenir, salud física y emocional y le impone un sentimiento de integración a las prerrogativas de su generación, amén de los conocimientos humanísticos, científicos, culturales y los aprendizajes que necesariamente tienen que ser potencialmente mayores a los de un joven que no tiene la oportunidad de cursar la EMS. Las estadísticas muestran ventajas de inserción al mercado laboral favorables para quien posee un grado de preparatoria contra quien no.
En conclusión, el reto es grande: hacer que la EMS deje de ser el obstáculo a vencer entre una vida marginada y otra prometedora para los jóvenes de edades entre los 15 y 17 años implica un esfuerzo enorme para garantizar que todos los jóvenes de México tengan las mismas oportunidades para cursar su bachillerato y lograr terminarlo.
Las estrategias a largo plazo no se deben circunscribir al nivel de educación media superior, sino que deben incluir al nivel básico, para elevar el nivel de aprovechamiento desde esa etapa, lo que redundará en mejores índices en preparatoria. El nivel de EMS no tiene por qué ser el subsistema al que le toque corregir los errores educativos del pasado.
Igualmente se puede decir de las tareas educativas y sus responsables, la estrategia tiene que ser estructural, sistémica. Con un mejor sentido de organización; más orientado a resolver los problemas educativos de los jóvenes y a generarles un panorama de mejores condiciones de vida. Seguramente esto conlleva que el país logre las metas de desarrollo planeado y adquiere una fuerza social y de trabajo más unida y profesional para enfrentar el desafío de la sociedad del conocimiento.
Referencia Bibliografica
INEE (Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación), 2011. La Educación Media Superior en México, Informe 2010-2011. Primera edición, impresa en México.